jueves, 28 de abril de 2011

Sometida a lo imposible

Mi Amo me ha ordenado ponerme las bolas chinas.  Debo mantenerlas dentro sin que se salgan hasta que Él me diga.
Esto no entrañaría demasiada dificultad, si no fuera porque mi Señor me ha dado la orden en mitad de una sesión, cuando ya mi coño era un manantial de fluidos…Y para más inri, en el extremo del cordón que queda fuera, ha colgado una pequeña pesa que hace que lo que me ordena sea una misión imposible…
-          “Arrodíllate con las piernas abiertas y las manos a la espalda…Vamos perra, obedece…”


Sin demora me coloco arrodillada como mi Amo me ha ordenado. Las bolas se deslizan hacia abajo con rapidez, asomándose a la entrada de mi coño. Instintivamente me llevo las manos entre mis piernas para sujetarlas…

-          “Las manos a la espalda…”

-          “Es que se salen, Señor….”

-          “Contrae el coño, apriétalo…”

-          “Lo hago Señor, pero se siguen saliendo…No las puedo sujetar…”

-          “Claro que puedes zorrita. Hazlo…!!!”

-          “Pesan mucho Señor…Se…se deslizan…”

-          “¿¿Es que no me oyes zorra…?? Las manos a la espalda…YA!!!”
Obedezco ipso facto al grito de mi Dueño…e inmediatamente se oye un pequeño golpecito seco. Las bolas acaban de caerse al suelo, entre mis rodillas. Mi Amo las recoge y comienza a caminar a mi alrededor con ellas en la mano. Se para frente a mí y me acerca las bolas a la cara…
-          “¿Qué es esto que tengo en mi mano, perra…?

-          “Mis bolas chinas, Señor…”

-          “¿Y dónde debían estar ahora…?”

-          “En mi coño, Señor…”

-          “Exacto…pero no están… ¿Y que ocurre cuando desobedeces mis órdenes…?”

-          “Que me castiga, Señor…”

-          “Sígueme…A cuatro patas…”
Mi Amo me lleva hasta una de las mesas de la estancia, la que tiene destinada para los castigos. Me ordena tenderme sobre ella bocarriba, con las piernas abiertas…


-          “Voy a enseñarle a ese coño que tienes, que aquí se hace en todo momento lo que YO diga…O aprende o lo destrozo… ¿Es eso lo que quieres, perra? ¿Qué te reviente el coño a fustazos…?

-          “No…no Señor…”

-          “Abre la boca y sostén las bolas en ella. Ni se te ocurra mover un pelo. Y por supuesto, no quiero oír una queja ni un llanto. ¿¿Has entendido, perra…??
Asiento con la cabeza, ya que mi boca está ocupada por las bolas que acaba de meterme mi Amo…
El primer fustazo golpea la parte derecha de mi coño, cerca de la ingle, dejándola intensamente dolorida e incandescente en pocos segundos. Seguidamente, un segundo fustazo golpea la parte izquierda de mi coño, dejando esa mitad idéntica a la derecha…Puedo sentir como la sangre acude a borbotones, amoratándolo e inflamándolo…
Un tercer fustazo me deja sin aliento…Ha hecho diana justo en el centro de mi coño, sobre mi clítoris. Es un dolor sordo y agudo, muy agudo, que se irradia por mi vientre, mi espalda y mis piernas; tan intensamente fuerte, que me hace desear salir de mí…escapar de mi cuerpo…
-          “Por ahora es suficiente…Vamos, levántate y vuelve donde estábamos antes…”
Avanzo con pasos cortos y vacilantes. El fustazo recibido se ha llevado toda la fuerza de mi cuerpo y apenas puedo mantenerme sobre las piernas…
-          “De rodillas y con las piernas abiertas…Saca las bolas de tu boca, vuelve a meterlas en tu coño y pon las manos a la espalda…Vamos zorra, obedece!!!
Vuelvo a meter las bolas chinas en mi maltrecho coño. La pesa tira vilmente de ellas sacándolas poco a poco de mi interior. Contraigo con todas mis fuerzas, aprieto…pero noto, sin poder evitarlo, como se deslizan hacia fuera estrellándose de nuevo en el suelo…
-          “Veo que no aprendes, puta…Vamos, a la mesa…”

-          “Lo…lo siento Señor…”

-          “¡¡A la mesa he dicho…Y cállate la puta boca!! - me dice metiéndome de nuevo las bolas en la boca.
Quisiera suplicar clemencia a mi Amo… pero sé que no tengo opción a réplica…Sé que debo aceptar las decisiones de mi Señor y demostrarle mi obediencia…
Me tiendo sobre la mesa, abro mis piernas, tomo aire…y me dispongo a recibir mi castigo…


Mi Señor, mi único anhelo es convertirme en lo que Tú deseas que sea…
Dulce {Adriano}


10 comentarios:

  1. A veces, que complicado es ¿verdad? Porque aunque deseamos obedecer con todas nuestras fuerzas, nuestro cuerpo nos va en contra.

    Un cálido beso

    ResponderEliminar
  2. Quizás la prueba pueda parecer caprichosa.
    Quizás el reto pueda parecer imposible.
    Quizás, quizás, quizás...
    Quizás pienses que has fallado, que has defraudado a tu Amo.
    Pero te equivocas.
    En este caso, desde mi punto de vista, la prueba no era mantener las escurridizas bolas dentro de tu mojado sexo; en este caso la verdadera prueba de sumisión, de entrega, ha sido volver por segunda vez a esa mesa, sometiéndote a un castigo que quizás consideras inmerecido.
    Esa es la prueba de sumisión.
    Eso es lo que, quizás, pretendían enseñarte.
    Que tu cuerpo ya no te pertenece, que tu Dueño puede hacer con él lo que guste, con motivo o sin motivo.
    Y por lo visto, has superado la prueba.
    Estoy seguro de que tu Dueño estará muy satisfecho hoy de ti.
    Yo lo estaría.
    Un beso y mis respetos para tu Señor Adriano.

    ResponderEliminar
  3. uuuuuuuuuuuuuuffffff....me he quedado sin palabras....
    Inpresionante...
    Un abrazo gordote

    ResponderEliminar
  4. Ayssssss, que ya me duele a mí!!!!!
    :S:S:S:S
    Besitos fríos...

    ResponderEliminar
  5. Así es llum {S.SMTT}...
    Pero creo que nuestra obediencia y nuestros esfuerzos por llevar a cabo todo lo que nuestro Dueño nos ordene, por mas imposible que parezca, es casi tan valioso como la consecución de lo ordenado...

    Un placer tenerte por nuestro rincón.

    Un beso...

    Dulce{Adriano}

    ResponderEliminar
  6. Supongo que sí Señor Sayiid...que la prueba de sumisión era la de asumir un castigo inmerecido...o quizás, la de comprobar que me esforzaría una y otra vez en cumplir la orden de mi Señor, por más incumplible que pareciera...

    En cuanto a la superación de la prueba, he de decirle, que mi Señor aun tiene mi cadena en Su mano. Eso es buena señal, no...?

    Muchas gracias por su esperanzador comentario. Si me lo permitiera, hasta le daría un abrazo...

    Dulce{Adriano}

    ResponderEliminar
  7. Ainssss dana, pues si tú te has quedado sin palabras, imagínate como me quedé yo...Y eso que hablo por los codos...

    Siempre nos gusta tenerte por aquí, ya lo sabes...

    Un beso grande.

    Dulce{Adriano}

    ResponderEliminar
  8. Hmmmm Sweet...Esos besitos frios...¿van para donde imagino? (es bromita, aunque aliviarían muuuuchooo...)

    Besitos cálidos para ti...

    Dulce{Adriano}

    ResponderEliminar
  9. Los límites del cuerpo humano de mi esclava no son diferentes. Esta prueba no trata de subvertirlos, ni ensanchar sus fronteras..., no es eso lo que ahora me interesa. Tampoco es un castigo gratuito por mucho que la erótica del cuerpo de mi querida Dulce lo justificaría en sí mismo. Sólo refleja su sincera y encomiable obediencia y eso es lo que de verdad importa. La verdadera pureza de su entrega radica en que lo intenta una y otra vez...y no sé si me siento mas afortunado que orgulloso de tenerla a mi lado.

    Adriano

    ResponderEliminar
  10. Que estuve sin internet!!!! Ayssss... pero ya volví.... Dulce!!!! ya no creo que necesites los besitos fríos, jajaja.
    Besuquitos.
    Saludos, Adriano.

    ResponderEliminar