La tienda de mascotas (II). La trastienda.

Cuando Etienne entra en la tienda, Marie está arrodillada tras el mostrador, temblorosa...

Mira alrededor, la tienda está vacía. A pesar de haber tardado solo 5 minutos en llegar, no hay rastro del cliente que le ha tocado el culo a su sumisa. Sin mediar palabra, agarra a Marie del cabello obligándola a levantarse de un salto y la lleva a empujones hasta la trastienda…

La trastienda es una sala amplia y en penumbras. La única luz que entra en ella, procede de la claraboya que hay en el techo justo en el centro de la habitación y de donde cuelga una cadena sujeta a un sistema de poleas, en cuyo extremo hay una gran argolla. 

-          “Desnúdate zorra…”

Marie obedece inmediatamente, no quiere enfadar más a su Amo. Etienne saca un pañuelo de su bolsillo, que coloca sobre los ojos de Marie anudándolo a su nuca, y dando tirones de ella como si fuera uno de los sacos de pienso para animales, la lleva hasta la cadena colgante. Allí le ata las muñecas a la argolla y pone en funcionamiento el sistema de poleas que tira de la cadena hacia arriba. Los brazos de Marie van quedando cada vez más elevados, dejándola casi colgando.

Etienne camina alrededor de Marie golpeando la palma de su mano con la fusta; sabe que eso la pone nerviosa. Mientras lo hace, pasea sus ojos por el cuerpo desnudo de su sumisa. Su perra es preciosa y tan dulce,- piensa-, que secretamente entiende que cualquier hombre la desee; pero su perra es suya, SUYA…y precisamente por eso tiene que castigarla…

De pronto Marie deja de oír sus pasos y eso la pone más nerviosa aun; no sabe en qué punto de la habitación se encuentra su Amo…si estará delante o detrás de ella…

Un fustazo en sus nalgas la orienta de golpe…Emite un grito ahogado, más por la sorpresa que por el dolor, que hace tiempo aprendió a soportar en silencio…A ese azote sigue otro…y otro...y otro…No sabe cuántos van, hace rato que ha perdido la cuenta, pero va notando como el calor se va apoderando de sus enrojecidas nalgas y se va deslizando como un reptil hasta su coño…

Después de un tiempo que no sabe precisar, cesan los azotes y la mano de su Amo se posa entre sus piernas:

-          “Serás zorra…Estás empapada…!!! Qué voy a hacer contigo…??”- le dice mientras mete tres dedos de golpe en el coño de Marie, haciéndola gemir…

Los hunde hasta el fondo, los gira, hurga dentro y los saca completamente empapados de sus jugos...

-          “Mira como me has puesto la mano, puta…!!”- le grita mientras se la restriega por la cara…- “Abre las piernas, vamos…!!! Voy a darle su merecido a ese coño de puta que tienes, que lo único que sabe hacer es mojarse sin control deseando ser follado…”

Marie recibe el primer fustazo entre sus piernas, que hace diana en su coño hinchado y sensible por la excitación. Le siguen otros cinco fustazos más, todos igual de certeros. El dolor es intenso, muy intenso…pero lejos de alejar su excitación, parece incrementarla, porque ahora sus jugos le gotean por los muslos y se deslizan por la fusta de Etienne…

-          “Saca la lengua perra, que vas a limpiarme la fusta que has manchado con tu sucio coño…”

Marie saca la lengua y busca cegada por el pañuelo que le tapa los ojos, la fusta de Etienne. Su Amo le roza la lengua varias veces desorientándola,  haciéndola girar la cabeza una y otra vez, hasta que al fin  posa la fusta en ella. Marie se afana en lamer con devoción  la fusta que ha manchado, pasándole la lengua como una niña lamiendo su helado…

Etienne nota que la polla apenas le cabe ya en el pantalón. Aparta la fusta de la boca de Marie y pone en marcha el sistema de poleas, bajando la cadena hasta dejarla de rodillas. A Marie casi ni le da tiempo de reaccionar; solo siente el ruido de una cremallera y como la polla de su Amo entra en su boca de una embestida, hasta topar con su garganta.

-          “Vamos puta, traga…”- le dice mientras le sujeta la cabeza con ambas manos apretándola contra él…

Etienne folla su boca sin piedad y ella se afana en chupar la polla de su Amo con deleite, con lascivia, como sabe que a Él le gusta. De su boca caen hilillos de saliva que rebosan en cada acometida de su Amo y que se mezclan en el suelo con los jugos que gotean de su coño.

El ritmo es infernal y a Marie cada vez le cuesta más respirar. Siente que se ahoga…que ya no resiste la falta de oxígeno…Etienne saca la polla de su boca cuando está casi a punto de desvanecerse…y se corre en las tetas jadeantes de Marie…

Tras abrocharse el pantalón, Etienne libera las muñecas de Marie de la argolla colgante, le devuelve la vista desatándole el pañuelo de la nuca y se sienta en el sillón del fondo a esperar que su perra recupere el aliento…

-          “Ven aquí…”

Marie avanza a gatas hasta ponerse a los pies de su Amo y se inclina tocando la punta de sus botas con la frente…

-          “Bien perrita…Tienes algo que decirme…??”

-          “Si Señor…Gracias…