domingo, 30 de enero de 2011

La llamada


Esta noche mi Amo tiene compromisos que cumplir y no podrá conectarse al chat. Aun así, lo espero conectada durante un par de horas por si aparece. Aburrida y apática me voy a la cama y enciendo la tele. Oírla de fondo siempre me ayuda a dormir.
Ya casi dormito, cuando suena el teléfono. Me sobresalto, no espero  llamada alguna y menos a esas horas. Descuelgo…Al otro lado suena la voz susurrante  de mi Amo:
-          “Hola perrita...Esta noche no he podido estar contigo, pero quería darte las buenas noches…”
La voz de mi Amo viaja de mi oído hasta mi coño a la velocidad de la luz y enseguida empiezo a notar el calor del deseo entre mis piernas. 
-          “Buenas noches mi Amo…” le contesto casi en un susurro…
-          “¿Qué tal está mi zorrita…?”
Otra punzada en mi coño…
-          “Echándote de menos…”
-          “Así me gusta …”
Mi respiración se va acelerando con cada susurro de mi Amo…y ÉL lo nota:
-          “¿Ya estás caliente putita…?
Mis bragas comienzan a humedecerse y a pegarse en mi coño, marcando todos sus pliegues…
-           “Si Señor…”
-           “No te toques…Contrae y relaja tu coño como te he enseñado y respira hondo…”
Inmediatamente me dispongo a hacer lo que mi Amo me ordena, respirando hondo para intentar relajarme, para intentar controlar el ardor que siento…Pero lejos de aliviarme, incrementa mi deseo…
Mi amo sigue mortificándome al otro lado del teléfono…Me excita…Me susurra  palabras que sabe que causan ese efecto devastador en mí… Mi coño es ya un volcán en erupción... Necesito aliviarme…Lo necesito…Le suplico que me lo permita, pero solo se limita a decirme:
-          “Que descanses perrita….Y no te toques…”
Pipipipi…….(Llamada desconectada)

sábado, 29 de enero de 2011

La primera vez (2) por sumisa

Tras una larga espera, la mano de mi adorado Amo toco mis nalgas. Fue un leve roce de sus dedos, solo uno, pero mi piel enseguida se puso en guardia...Eleve mi culo buscando sus caricias, todo lo que mis tobillos atados me permitieron y mi Amo las acarició con deleite…

Mecí mis caderas al compás del recorrido de sus dedos…y entonces, sin previo aviso, sentí la palma de su mano estrellarse contra mis nalgas. Emití un gemido ahogado, mezcla de sorpresa y de dolor. A ese azote siguió otro, y otro, y otro…No sé cuantos recibí. Perdí la cuenta en cuanto se empezó a inundar mi coño…en cuanto empecé a desear desesperadamente que mi Dueño me follara por cualquiera de mis agujeros.

Al fin mi Amo se compadeció de mí. Posó su mano entre mis piernas y sus dedos recorrieron mi coño hinchado y húmedo de deseo haciéndome gemir como un cachorro.

Sentí entre mis nalgas ardientes por los azotes, algo duro y húmedo que enseguida reconocí. La punta de su polla acarició suavemente mi entrada por unos instantes… y de golpe, entró en mí. El dolor fue tan brutal que me hizo gritar. Las lágrimas brotaron de mis ojos empapando el pañuelo y mordí mis labios intentando contener mis gritos, mientras el hombre al que me había entregado, hundía su polla una y otra vez en mi conducto sin dilatar y sin lubricar.

Pero eso solo fue el comienzo. Sabía que no habría placer sin dolor. Sabía que el precio a pagar por pertenecer a mi Amo, sería muy alto…

jueves, 27 de enero de 2011

La primera vez (2)




Sus nalgas brillaban en la penumbra de la habitación como dos conchas de nácar. Me acerqué a ellas en medio de un espeso silencio, roto sólo por los tímidos jadeos de mi perra. Su culo balanceaba como la superficie de un mar en calma y buscó mi mano en cuanto sintió la primera caricia. Acaricié sus nalgas tomando conciencia de una realidad que desde ese momento era ya de mi absoluta propiedad. Y sin previo aviso, mi mano cayó como un rayo, como un castigo divino que se desploma agradecido sobre la superficie de su alma. Emitió un gemido apagado, su cuerpo se arqueó y volvió a sentir el latigazo de mi brazo una y otra vez hasta que perdí la cuenta y la sensibilidad de mis músculos. Me retiré unos pasos y contemplé absorto las primeras pinceladas de mi obra, la huella de mi mano, una pintura rupestre en las paredes de una cueva.

Su coño ardía. Ni siquiera necesitaba tocarlo. Mi perra se contoneaba como una bailarina arrastrada por el fango y me ofrecía la visión de su vulva exudando el placer que le había causado. Quise recompensarla y mi mano recorrió su vagina. Repasé cada pliegue de su coño como si quisiera alisarlos en vano. Jadeó como una perra sin articular palabra y mi polla cobró vida.

Quise susurrarle al oído lo puta que era pero me contuve, aún no se había ganado el timbre de mi voz. Me limité a acercar mi polla a su ano como un tigre acechando a su presa, y empecé a jugar con él. Lo hice despacio y en silencio. Su culo era un ascua incandescente y mi polla una antorcha en llamas. Se la metí de golpe, zas!, con una sola embestida y mi verga se convirtió en una tuneladora perforando un volcán en llamas y gritó…, grito como una perra atrapada en medio de un incendio del que quisiera escapar. Pero no había escapatoria. Aquello no había hecho más que empezar. Aún debía explicarle que aquel dolor no era más que el precio a pagar, un precio muy pequeño por el paraíso de la entrega y de la sumisión que le estaba ofreciendo.

PENSAMIENTOS



Esta vez mi Amo se ha propuesto otra hazaña: que su perra se corra de dos a tres veces diarias, a ser posible, seguidas.
Y es que mi Amo sabe que puede…
Que si se propusiera que en vez de tres, fueran tres docenas, Su perra seria una pura cadena de orgasmos…
Que los espasmos de su coño dispuesto, se detendrían lo justo para volver a empaparse con Sus palabras…
Que sabe que el coño de Su perra en celo, vive en un estado de excitación continuo que solo ÉL puede saciar…
Que sabe que Su perra enloquece siendo azotada, humillada, besada, lamida, follada y usada por su Amo…
Que sabe hacer sentir a Su perra la más sucia, la más ramera, la más puta entre las putas…
Que sabe que Su perra lo haría TODO por ÉL…

Te quiero mi Amo…
Tu perra sumisa

martes, 25 de enero de 2011

La primera vez (1) por sumisa

Después de varios meses conociéndonos por chat, tuvimos al fin nuestro primer encuentro.
Fueron meses de conocimiento,  de aprendizaje...Meses en los que nuestras manos no eran suficiente para saciar nuestras ansias…Meses en los que nos deseábamos  tanto, que dolía…

 Y al fin llegó el día…
 Mi Amo me dio unas órdenes precisas: debía llegar antes que ÉL a la habitación del Hotel, ducharme y esperar desnuda tendida bocabajo en la cama, con las piernas abiertas y los brazos extendidos en cruz. Pero sobre todo,  y me lo puntualizó bien, debía permanecer con la cabeza hundida en la almohada y sin levantarla, pasara lo que pasara.

Así lo hice. Me duché, me tumbé en la cama y me coloqué en la posición en que me había ordenado mi Amo. Al cabo de una espera interminable, oí al fin abrirse la puerta…Unos pasos se acercaban, se paraban, rodeaban la cama, se volvían a parar…No podía verlo, pero sabía que era ÉL. Sabía que era mi Amo. Una perra sabe eso…

SU presencia  olfativa fue suficiente para activar mi coño que se iba empapando inevitablemente. SUS manos tomaron las mías y las ató a mi espalda. Fue la primera vez que nuestras pieles se tocaron...
Un pañuelo en mis ojos me borró cualquier posibilidad de poder ver a mi Dueño, sumiéndome en la oscuridad más absoluta, y luego ató mis tobillos a cada extremo de la cama, manteniéndome las piernas totalmente abiertas…

Y allí, completamente a ciegas e inmóvil, esperé a que mi Amo decidiera qué hacer…

domingo, 23 de enero de 2011

La primera vez (1)



Nuestro primer encuentro estuvo a la altura de los interminables meses que empleamos en conocernos a través del chat. Fue un ascenso lento e incesante hacia la cima del conocimiento muto y del deseo. Nos deseábamos como animales enjaulados en celdas separadas. Y por fin llegó el día. Como siempre hacía, mi perrita siguió mis instrucciones al pie de la letra. Un hotel a las afueras de la ciudad, una habitación en penumbra, desnuda y tumbada boca abajo en la cama. Así la encontré nada más abrir la puerta, la cara hundida en la almohada y en cruz, con las piernas y brazos bien abiertos.

Sin decir una palabra, me dedique a contemplar los nuevos territorios que me ofrecía mi sumisa paseando lentamente por la habitación y rodeando la cama como un general que inspecciona a sus tropas. Mi perra apenas podía contener la excitación de aquel silencio sólo roto por mis pasos. Su coño, así lo intuía yo, exudaba ya el néctar que pronto degustaría. Eran las señales de los movimientos reflejos de sus músculos y los gemidos apagados por la almohada. Mi perra olía a su Amo. No necesitaba oír mi voz ni sentir el tacto de mis dedos… La mía era una presencia invisible, intangible y real. Contemplaba a la mujer que amaba y me dispuse a hacerle el homenaje que merecía la bondad de su entrega.

Deshice el nudo de mi corbata sin prisas y la maniaté con ella a la espalda. Tapé sus ojos con una venda de satén negro y até sus tobillos a cada extremo de la cama. Y mientras la ofrenda a mi lujuria ya estaba lista para satisfacer mis caprichos, me dispuse a desnudarme despacio, tan despacio como se viste un torero para salir al ruedo…

sábado, 22 de enero de 2011

DESEO



Cada vez que mi deseo hace arder mi cuerpo y estoy tan mojada que me muero por tenerte dentro de mí, te imagino saciando esta sed de ti que siento…
Tu mano fuerte sujetando mi cuello, mientras acercas tu boca a mi oído, regalándome esas palabras que hacen que mi coño se inunde en decimas de segundo y que desee tu polla más que el aire que respiro…

Te deseo mi Amo...

Tu perra sumisa...