viernes, 4 de febrero de 2011

Silencio



Una  vez más he vuelto a defraudar a mi Amo...Una vez más no he sabido controlar mis palabras…Una vez más he vuelto a traicionar la confianza que deposita en mí… Sé que debo controlar lo que digo, lo sé…Intento hacer las cosas bien, de verdad que lo intento, pero siempre acabo decepcionándole…
Mi Amo queda en silencio unos minutos que a mí me parecen una eternidad. Medita qué castigo merezco y mi cuerpo tiembla a la espera de su decisión; mentalmente imploro que Su castigo no me prive de Su presencia…
Al cabo de una espera que me resulta interminable, mi Amo me ordena que me desnude y  le siga. Me lleva a la pared opuesta de la estancia de donde cuelga una gruesa argolla de hierro. Me coloca las muñequeras de cuero, las ancla a la argolla de la pared y me pone de cara a ella, haciendo que mis nalgas queden bien expuestas.
Con un ademan de su fusta entre mis piernas me indica que las abra y roza el interior de mis muslos con ella, mientras me pregunta si estoy preparada para recibir mi merecido castigo. “Cuenta los azotes y agradece a tu Amo su paciencia…” me dice…y acto seguido noto su fusta estrellarse en mis nalgas…
Mi piel, agradecida por Su castigo, envía impulsos a mi coño que se empapa sin remedio…sin que pueda controlarlo…
Cuando acaban los azotes, mi coño y mis nalgas arden a la par. Mi Amo posa su mano entre mis piernas notando toda mi excitación. Cierro los ojos esperando sentir sus dedos o el mango de su fusta invadiendo mi coño…calmando el ardor que siento…
Estoy tan centrada en las sensaciones que siento en mi sexo, que apenas me doy cuenta de que mi Amo ha retirado su mano de él y esta soltando mis muñecas de la argolla. Un poco confusa pienso que quizás desea usar a su perra, y este pensamiento hace que me empape más aun.
Sin decir palabra me indica que le siga…y le sigo…con mis nalgas enrojecidas y mi coño hinchado y sediento de ÉL, de sus manos, de su boca, de su polla…
Me ordena que me siente en una de las sillas de madera, con la espalda recta y las piernas abiertas: “No te muevas” me ha advertido, “Tu Amo tiene que irse y vas a esperarlo así…”
Le suplico, le imploro que no me deje así, con mi coño en ascuas derramándose en el asiento de la silla. “Cállate la puta boca y espera” me ha dicho mientras me amordaza, “Así aprenderás a tener la boca cerrada….”
No sé cuanto tendré que esperar, no lo sé…Pero a pesar del dolor en la espalda por intentar mantenerla recta, y del temblor que ya siento en mis piernas al mantenerlas separadas, esperaré pacientemente la llegada de mi adorado Amo sin mover un músculo y en silencio, como Él me ha ordenado…

Te amo mi Señor...
Tu perra sumisa. 

                                                                              

2 comentarios:

  1. mmmm...espero que hayas aprendido la lección, aunque no me importará repetir ese castigo cuantas veces haga falta. Te cansarás tu antes de equivocarte, que yo de castigarte.
    Tu Amo

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  2. Lección aprendida. Gracias por educarme Señor.
    Tu perra sumisa.

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