viernes, 25 de febrero de 2011


Este es un ejercicio de redacción ordenado por mi Amo




El tren


A pesar de ser casi las 9 de la noche, aun hace calor. Ella sube al vagón tirando de su maleta Samsonite y entra en el primer compartimento que encuentra vacio; con este calor, lo que menos le apetece es estar rodeada de humanidad…
Mientras coloca su equipaje en el espacio destinado para ello, oye abrirse la puerta a sus espaldas.  Mira hacia atrás; es un hombre de mediana edad bastante atractivo. Ni siquiera repara en ella; se sienta en frente, saca un portátil del maletín que lleva y comienza deslizar los dedos por el teclado con una habilidad de pianista.
El calor de aquella tarde es sofocante. Una gota de sudor nace en su cuello y se desliza por el surco central que hay entre sus pechos, mojando su camiseta. Saca una pinza de su bolso y recoge su cabello en la nuca. Vuelve a mirar al su compañero de vagón furtivamente…Por un momento sus miradas se cruzan…Siente un cosquilleo en su estómago…Aquel hombre atrae poderosamente su mirada y su atención.
Busca en su bolso el iPod;  se coloca los auriculares y desvía sus ojos  hacia la ventana, aunque ni siquiera ve el paisaje…Sus ojos vuelven a posarse en su compañero de viaje, irremisiblemente atraídos por su encanto; pero esta vez él también la está mirando…
Nota como el calor va en aumento…Como le va quemando las entrañas…Nota como va descendiendo desde  su vientre hacia su entrepierna hasta atrincherarse en su coño. El traqueteo del tren incrementa su excitación. Aprieta los muslos en un burdo intento de parar aquello. Sus bragas comienzan a mojarse y un tímido olor a perra en celo inunda el vagón…
Necesita calmar ese ardor que siente. Se quita los auriculares y se dirige al baño. Los ojos del hombre se posan en su camiseta mojada por el sudor en la que se marcan sus pezones como puntas de lanza. Sale al pasillo camino del aseo. Unos pasos la siguen cerca… Puede  notar el calor de su aliento en la nuca…
Entran apresuradamente en el reducido cubículo empujados por la urgencia del deseo. El hombre le sube la falda hasta la cintura y la inclina con rudeza sobre el lavabo. Le sujeta la cabeza con fuerza. Aparta su braguita hacia un lado y acaricia su coño empapado por la excitación…Ella suspira…Gime…
Oye el sonido de una cremallera…Su cuerpo se estremece…Siente una enorme polla que llena su coño por completo…La folla sin miramientos, invadiendo todo su ser…Las embestidas brutales del hombre la vuelven loca…Gime como un animal herido…
Llaman a la puerta. Una voz femenina alertada por el ruido pregunta si ocurre algo. El hombre le tapa la boca, pero ya no puede parar…Sus gritos amortiguados por aquella mano masculina, anuncian su inminente orgasmo…Su coño se contrae frenéticamente abrazando la polla que la invade…Las embestidas cesan y el  hombre  queda clavado dentro de ella, petrificado, inmóvil…inundándola por dentro…
Están exhaustos. Jadean…Respiran entrecortadamente intentando recobrar el aliento…El hombre sale de ella y la gira, sentándola en el pequeño lavabo. Baja sus bragas. Las deja colgando de uno de sus tobillos y separa sus piernas aun temblorosas por el reciente orgasmo, metiendo su cara entre ellas.
Su lengua recorre su coño hinchado y sensible… Vuelve a empaparse de nuevo…Da pequeños mordiscos en sus labios, los estira… Ella apoya sus manos sobre la cabeza de él y la empuja contra su cuerpo a la vez que eleva sus caderas acercando más su coño a la boca de aquel hombre.  La cabeza que tiene entre sus piernas no para de moverse bajo sus manos…La folla con la lengua, que no deja de entrar y salir de ella a toda velocidad… La punta de su lengua juguetea con su clítoris hinchado…Lo succiona…Un nuevo orgasmo la sacude de nuevo...El semen recién vertido en su coño comienza a derramarse hacia su culo mezclado con sus jugos…Él lo lame con deleite…Lo recoge con su lengua y se lo entrega besándola en la boca apasionadamente…
El tren se detiene. Suena el silbato de llegada a la estación. Ambos salen del pequeño receptáculo y se dirigen al vagón. El hombre recoge su maletín y baja del tren. Ni siquiera se despiden. A ella le queda aun otro tramo de viaje. Mira por la ventanilla como desaparece entre la multitud de la concurrida estación.
Un hilillo de semen resbala por sus muslos temblorosos. Cierra sus piernas y contrae su coño  intentando retener la esencia de aquel hombre, que la hizo tocar el cielo con las manos…


Esperando ansiosa nuevas órdenes, mi Amo…
Tu perra sumisa.


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