Pues bien…Anoche, a mi Señor se le ocurrió jugar con Su perra a este juego…A Su versión de este juego…
Puso una silla en el centro de la estancia. Me ordenó subirme en ella de rodillas e inclinarme sobre el respaldo de ésta, donde me ató los brazos, dejándome totalmente expuesta, indefensa y a Su merced, como a Él le gusta.
En esta especial versión del juego, mi Amo era el que giraba alrededor de la silla. Lo hacía con parsimonia y en silencio, dándose golpecitos con la fusta en la palma de la mano. Parándose de vez en cuando a observarme durante unos segundos, rozando mis nalgas con ella…un leve roce que me cortaba el aliento…para luego continuar con su paseo alrededor de mí.
Sabe cuánto desconcierto me causa ignorar lo que va a ocurrir…Intuye cuánto me excita y Se recrea…
Cuando mi Señor volvió a rozármelas por tercera vez, mi coño ya empezaba a inundarse. La punta de Su fusta se paseaba por mis nalgas haciendo pequeños dibujos imaginarios…
Con solo dos fustazos, las primeras gotas de mi deseo comenzaron a derramarse tímidamente por mis piernas. Recorrió con la fusta la cara interna de mis muslos hacia arriba, en dirección a mi coño, como si quisiera devolver mis fluidos a su lugar de origen. Dio media vuelta y se paró delante de mí mostrándome el extremo húmedo y brillante. Entreabrí la boca y saqué la lengua esperando a que la limpiara en ella como había hecho otras veces, pero no lo hizo…
Me agarró del cabello tirando de mi cabeza hacia atrás y si previo aviso, me clavo Su polla hasta la garganta…Solo dos embestidas…dos profundas y brutales embestidas. Luego volvió otra vez a situarse otra vez detrás de mí…
Esta vez fueron cuatro fustazos, dos en cada nalga, y acto seguido, volvió a ponerse delante, me agarró del cabello y volvió a clavarse bruscamente en mi garganta cuatro veces.
Fue repitiendo este ciclo, aumentando en cada uno el número de azotes y de embestidas en mi boca. No sé a cuantas llegó…Solo sé que mis nalgas ardían…que mi coño era un río…y que no paró hasta que mis jugos habían empapado el asiento de la silla y totalmente fuera de mí, le pedí a gritos que me follara…
Metió Sus dedos de golpe en mi coño arrancándome un gemido y hurgó en mi interior como solo Él sabe hacerlo. Al límite de mi resistencia, no tardé en suplicarle que me permitiera correrme. No dijo nada. Paró de golpe impidiendo que pudiera estallar…dejándome al borde de la locura…
...Entonces sentí el roce de Su cinturón deslizándose por mi cuello. Metió el extremo por la hebilla y lo dejó sobre mi espalda. Colocó Su polla entre mis castigadas nalgas y se clavó en mí sin miramientos, tirando con fuerza del extremo del cinturón, a la vez que me decía…“Ahora sí puta yegua…vamos…ahora síiiii…”
Y cuando aun me recorrían los últimos espasmos, mi Amo se retiró de mí, se acercó a mi oído y me susurró…”Aun no ha parado la música putita…”
Dulce {Adriano}
Uysssss!!!!
ResponderEliminarQue así no recordaba yo el juego!!!!!!
jajajajaaja!
Venga! Imaginación no falta por aquí!
K-riños desde otro continente =)
Pues yo tampoco lo recordaba asi...pero...a estas alturas me resulta mucho más "entretenido" de esta manera.
ResponderEliminarUn placer volver a leeros.
Un abrazo y un beso.
Muy buenooooo!!!!!!!!!!!!
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